martes, 4 de agosto de 2009

Palabra del Capitan: El cuerito 'e chancho


Y… habrán sido como las seis de la mañana cuando salí. Había mucha niebla y en la calle éramos unos pocos valientes los que andábamos dando vueltas.

En la esquina de Victoria y Corrientes había un selecto grupo de muchachones degustando lo que parecía, a la distancia, un hermoso `termineitor’ tinto en caja. Se nota que hablaban de sentimientos como la amistad o la solidaridad, porque estaban todos abrazados y bamboleándose para uno y otro lado, a pesar que no había viento. Parecían el timón de un barco en el medio de un océano. Se los veía reflexivos y agradecidos de contar con el seguro abrazo de un amigo para no caerse.

Con cariño y un poco de nostalgia, los miré por última vez y seguí a toda velocidad con mi bici, no sin antes tocarle un par amistosos bocinazos.

Ya en la esquina de Rivadavia y Santiago del Estero no se veía nada, la verdad que mucho no me importaba, he hecho tantas veces ese camino que lo conozco de memoria. Podría contarles que a mitad de cuadra, sobre Santiago, antes había una casa vieja, muy linda, de impresionante jardín y grandes ventanales al frente que durante mucho tiempo estuvo abandonada y que cuando yo era chico y pasábamos con mi hermano por ahí, lo hacíamos corriendo porque pensábamos que esa casa estaba embrujada y que algún día iba a salir algún fantasma y nos iba a llevar para adentro quién sabe para qué.

También podría decirles que unos metros más adelante, pero sobre el otro lado bien en la esquina, está la casa de un entrañable amigo: la Bruja Heinrich. La vereda de su casa es de baldosas amarillas levantadas por ese enorme árbol de lapacho azul que tiene frente al garage.

A esa altura ya habrán sido como las siete y pensé ¿cuántas veces habré hecho ese camino y cuántas veces más lo iría a hacer de nuevo?

De lejos me pareció ver el portón de chapas con el alambre tejido al costado y luego la entrada principal, con su techito de lucecitas de colores sobre la vereda de baldosas grises a cuadritos, que se usaban para llamar la atención cuando había algo importante en el club.

Pero fue nada más que una imagen, tan fugaz como un relámpago. Ahora ese portón ya no está. En su lugar se levanta, orgullosa, la nueva fachada del club que nos cobija.

Para cualquiera que pasará por ahí el portón parecía cerrado, pero no para nosotros que, aunque oscuro y con niebla, sabemos el truquito pasar la mano entre las rejas y levantar el fierrito que traba a una de las puertas.

Estaciono la bici junto a la cantina y voy al encuentro de unos muchachos que aun antes de la siete ya estaban. Y yo que pensé que iba temprano.

Tres voluntades ya estaban ahí preparando todo para lo que luego sería una verdadera fiesta.

Con frío y un poco somnolientos empezamos a charlar de bueyes perdidos: que Canteros, jugador de Rowing – no de Sionista- había jugado la noche anterior con la selección Argentina y que desde la base del equipo ordenó a Manu Gionobilli hacer tal o cual jugada…

De solo pensarlo todos los que estábamos ahí sentimos el corazón agitado de la emoción que habrá sentido ese pibe.

Después uno preguntó: ‘che… disculpen mi ignorancia, pero este cuerito de chancho que estamos cortando, ¿Qué parte del animal es?’

El resto de los presentes nos miramos, contuvimos la risa por la obviedad de la pregunta y con un poco de piedad le explicamos de qué parte era.

Más tarde, estoy hablando de un domingo de invierno, frío, con neblina y oscuro… habrían sido las ocho, llegó otro de los muchachos pidiendo disculpas por llegar a destiempo: `es que se me hizo re tarde anoche’ dijo. Seguro que se acostó un rato antes, pero como se había comprometido con nosotros, el tipo estaba ahí. Diciendo presente.

La ‘Cari’ apareció un poco más tarde, muy festejada… minutos antes de la ocho. Me acuerdo porque el del ‘cuerito de chancho’ dijo: dale que ya empieza la ‘Vuelta Previa’ por LT39, de Victoria. Y ahí estaba mi vieja y querida radio Noblex Carina a viva voz sumándose al encuentro con el relato de una carrera de autos en la provincia de San Luis.

Y así fueron llegando uno a uno todos los que se comprometieron a ir. Todos tenían algo para aportar, algunos fueron con sus hijos y esposas, otros solos o con algún pariente. En definitiva todos estaban ahí ayudando, dispuestos a trabajar por el grupo… por el equipo, en función de cumplir con un objetivo. De a poco se fueron cubriendo los roles y cada uno se sintió cómodo haciendo lo suyo.

A eso de las 13 vinieron mi hijo y mi hermano a buscarme y di por concluida mi gestión. Me fui contento… otra vez el club me había regalado la posibilidad de estar con mis amigos, de escucharlos, de reirme con ellos, de ver a sus hijos, como al mío, corriendo por la cancha detrás de una pelota. De ver las miradas cómplices de esos que te conocen desde chiquito y que ahora te ven con canas, pelado o con la zapan afuera. Y que no necesitan decirte nada para gastarte. Son tantos años en ese lugar que las palabras sobran. Como estas que estoy escribiendo ahora para intentar contar que en pleno auge de hipermercados y shopings, Internet, y lujos varios, nosotros, los del Club Ciclista, hicimos un locro para hacer un viaje. Y eso, amigos, no tiene precio.

Nos vemos el viernes.

Vamos Verde…!

Daniel C




Los resultados fuerno asombrosos: el base entrenando para volver al equipo y jugar los 40 minutos que se le impusieron de multa por abandono de categoría; el pivote SALTANDO y volcando (previo a vomitar); el base quebrando la cintura para sacar agua; y el americano en frenética fregada. INCREIBLE LO QUE LOGRA UN VIAJE.

No le faltaba nada a la receta.

El turno completo trabajando para terminar en horario el locro.

Vieron, para los que no le tenían fe... Raffo también estuvo en la preparación y trabajó más que varios... ahora, hasta dice que va a encontrar las líneas en Mar del Plata.

El Maestro Cocinero (y pivote) en plena faena, con un control estricto del capitán.

El locro fue el primer paso hacia Mar del Plata


Les dejo algunas de las postales que tuvimos el pasado sábado y domingo, durante la preparación del locro para el viaje de estudios de 5º B.